Recientemente, en un foro privado de una red social en el que especialistas, profesionales y formadores en Análisis Transaccional comparten espacio y conocimientos con otras personas interesadas ha surgido un debate habitual. Omito nombres por razones obvias de privacidad.
Y es que una y otra vez voy viendo cuánta rumorología y/o errores palmarios existen dentro del AT en español sobre la vida y obra de Eric Berne, precisamente el creador del AT. No sé si sucede algo similar en otras lenguas y países, o siquiera en otras escuelas.
Entremezclados, se cuestionaban dos asuntos: por un lado, la autoría de Eric Berne sobre lo que se ha venido a llamar el análisis funcional de los estados del yo; por otro, aunque éste me ha quedado menos claro, me ha parecido entender que había algo de confusión sobre los roles en los juegos y el triángulo dramático de Steve Karpman. Dejo el segundo para otra ocasión, y me centro en la autoría de Berne sobre los estados del yo, su funcionamiento, o como él lo denomina en su último libro, los “Aspectos Descriptivos de la Personalidad” de cada uno de ellos. Que las situaciones “se repitan una y otra vez” es una característica de los juegos que Berne analizó. ¿Qué tal si dejamos de jugar al menos a este juego?
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Mateo 13:1-9: “El que tenga oidos, que oiga”
Y para que quien quiera saber qué dijo Berne pueda saberlo, no se me ocurre nada mejor que exponer lo que escribió Berne.
En concreto, en esta ocasión se le atribuía la autoría del concepto y diagrama del análisis funcional a Karpman. Para ello, se citaba el artículo de Karpman de 1968 (“Fairy tales…”), y también algunas enseñanzas de M. Reddy y/o Eliana Bello a principios de los 70. Por mi parte, desconozco el origen de la confusión, y en realidad me da igual. Creo que lo importante es que deje de propagarse.
Como quiera que Análisis Transaccional en psicoterapia se publicó por primera vez en 1961, tiene dos ventajas, haber quedado por escrito, y remontarse en una década a las referencias antes citadas. Veamos algunos ejemplos:
“El Padre se exhibe típicamente en una de dos formas. El Padre prejuicioso se manifiesta como una serie de actitudes o parámetros aparentemente arbitrarios e irracionales, por lo general de naturaleza prohibitiva, que pueden ser sintónicas o distónicas en relación a la cultura local. Si son culturalmente sintónicas, hay una tendencia a aceptarlas sin el escepticismo adecuado como racionales o al menos justificables. El padre educador se manifiesta a menudo como una lástima o conmiseración hacia otro individuo, la que también puede ser culturalmente sintónica o culturalmente distónica.”
Total, que ahí tenemos en génesis lo que en su último libro llamaría Padre Cuidador o Nutricio y Padre Controlador. Sigamos.
“La neopsiquis es un computador de probabilidades y un autoprogramador diseñado para controlar los efectos motivadores al lidiar con el entorno externo.”
“El Adulto de una persona muy joven o de un campesino podría formar juicios muy diferentes de los que forma un trabajador entrenado profesionalmente. El criterio para juzgar esto no se basa en la justeza de los juicios, ni en lo aceptable de las reacciones (las que dependen de la cultura local del observador), sino en la calidad del procesamiento de datos y del empleo que se hace de los informes disponibles con relación a ese individuo en particular.”
Desde el primer momento, Berne hacía la analogía del estado del yo Adulto con el computador. Procesa datos, calcula probabilidades… y entrega su informe o actúa en consecuencia. También, como vemos, y siguiendo la misma analogía, no se le escapa que ese ordenador puede ser más o menos potente, tener más capacidad de memoria, la cantidad y calidad de los datos introducidos en él. Tampoco es nada extraño encontrar que si Adulto + ó -, que si lo sentimientos y emociones en el Adulto….
Veamos que dice del estado del yo Niño.
“El Niño se exhibe en una de dos formas. El Niño adaptado se manifiesta por medio de un comportamiento que está ilativamente bajo la dominación de la influencia Paternal, o sea una conducta como de aceptación, obediencia u ocultamiento. El Niño natural se manifiesta con formas autónomas de conducta: rebeldía o el satisfacer de los propios sentidos. Se diferencia del Adulto autónomo por la ascendencia de los procesos mentales arcaicos y la clase diferente de probatura de realidad. La función apropiada del Niño “saludable” es motivar en el Adulto el procesamiento de datos y la programación a fin de obtener la mayor cantidad de satisfacción para sí mismo.”
Si bien posteriormente establece la rebeldía como aspecto autónomo, aquí vemos que la incluye dentro del Niño Natural.
“La función apropiada del Niño “saludable” es motivar en el Adulto el procesamiento de datos y la programación a fin de obtener la mayor cantidad de satisfacción para sí mismo.”
Y esta última cita, pues bueno, por poner algún ejemplo más sobre la función de los estados del yo según Berne. Es un asunto que aparece con tremenda frecuencia a lo largo de toda la obra de Berne. Me he centrado en el AT en psicoterapia simplemente por cuestión de fechas y autorías, que era lo que se dirimía. Se pueden encontrar ejemplos similares en todos sus libros. En todos.
La importancia de la “función” para Eric Berne
Es enorme la cantidad de veces que aparece “función” y términos derivados como “funcionalidad”, “funcionamiento”, etc. en el primer libro que Eric Berne dedica al AT. No me he puesto a contarlas, ni en este ni en posteriores trabajos suyos. Si a alguien le apetece, luego que lo compare con “estructura” y derivados.
Pero nos podemos ir aún más atrás en el tiempo. En el volumen que McCormick agrupó bajo el título Intuition and Ego States (dado que no era título original de Berne me permití la licencia de traducirlo al español como La intuición y el Análisis Transaccional) se agrupa una colección de ocho ensayos publicados desde 1949 hasta 1962. Aquí, el uso de “función” ya llega al abuso. Pero como el caso va sobre los estados del yo, me centro en un único ensayo, el titulado “Estados del Yo en Psicoterapia” publicado en 1957, para mostrar por qué esto del funcionamiento y la utilidad era algo que tanto le importaba a Eric Berne. Todas las citas que siguen pertenecen a dicho ensayo.
“El esquema presente es más útil en la práctica cotidiana, ya que para los pacientes es más sencillo de comprender y para el terapeuta es más sencillo de aprender, además del aspecto de su precisión teórica.”
Conviene recordar cuantas veces hagan falta que una motivación fundamental en Berne es que quería “curar, no hacer progresos”. La efectividad del sistema no puede desdeñar a la otra parte de la relación terapéutica: el cliente. Huye de pedestales.
“Cuando, sobre la base de la experiencia, sugerí que este enfoque era relativamente fácil de enseñar, esto no quería decir que implicara que la maestría se pudiera obtener leyendo algún escrito introductorio.”
Pero una cosa es su fácil comprensión, y otra que todo valga. Por bien que estén los resúmenes, comentarios y extractos creados por terceros para cualquier propósito, sugiero acudir directamente a la fuente original. Y vayan con frecuencia, cuanto más lo hagan más van a encontrar.
“El diagnóstico de los estados del yo a veces es simple y descansa en los siguientes factores. El Padre se manifiesta en el lenguaje, las entonaciones, actitud normativa, y a veces en las posturas y gestos de uno o ambos de los padres del paciente. El Adulto se manifiesta en los logros que están más allá del alcance de un niño, tales como un certero análisis de realidades complejas y un manejo realista de conceptos. El Niño se manifiesta en conductas y actitudes infantiles y en unos modos arcaicos de relación y comunicación.”
Otra vez sobre los diferentes aspectos y las diversas manifestaciones de los estados del yo, y su utilidad diagnóstica. Sí, otra vez la utilidad.
¿Opiniones?
Cada una con las nuestras, y con nuestras preferencias. Berne deja claro que allá cada uno con la suyas. Él tiene las propias, que a su vez fueron evolucionando, como también se puede ver en su obra. La expone de manera nítida, por si resulta de interés para alguien.
“El rumbo posterior en tales casos es cuestión de opinión. El terapeuta tiene un valioso aliado en el «ego adulto depurado».”
Para Bueno, la obra arquitectónica se despliega en una secuencia ternaria: Construir, Habitar, Arruinar Bueno, 2005, Pp. Eric Berne y sus colaboradores construyeron el edificio del AT.
Antonio, muchas gracias por tu comentario. Es interesante, porque es justo esa analogía, la del edificio, la que emplea Felicísimo Valbuena en el prólogo que tan amablemente nos regaló para la edición que realizamos de La intuición y el AT, la colección de artículos de Eric Berne.
En esos momentos en los que el paciente adoptaba el punto de vista de uno de sus padres, mostraba el estado del yo completo de ese progenitor, o al menos su versión de éste.